sábado, 13 de marzo de 2010

INTERESANTE RECORRIDO DE LA CULTURA DE LAS ACTIVIDADES FÍSICAS DE LA ANTIGÜEDAD AL CONCEPTO ACTUAL DE EDUCACIÓN FÍSICA

Actividades físicas en los pueblos primitivos

Los estudios antropológicos y arqueológicos nos muestran que la “actividad física” ha formado y forma parte de la vida de todos los pueblos y culturas. La civilización humana tiene sus orígenes inmediatos en la aparición del homo sapiens y tuvo en el homo movens y el homo hábilis sus más inmediatos predecesores. Todos los más prestigiosos científicos y estudiosos de los albores de la humanidad coinciden en que la supervivencia biológica de la especie humana no sólo fue consecuencia de una buena condición física, fuerza, velocidad, resistencia... sino también del dominio y perfección de sus capacidades locomotoras y manipuladoras, habilidades y destrezas, que le permitieron adaptarse y comenzar a dominar un entorno que presentábase bastante hostil.

Con la aparición sobre la faz de la tierra del homo sapiens-sapiens con características claramente diferenciadas, con relación a sus antecesores filogenéticos, sobre todo respecto a la capacidad de crear valores y normas, de concebir técnicas, de fabricar instrumentos, de organizar la vida social, de dominar la agricultura y el pastoreo, de inventar un lenguaje, etc., es decir, de generar “cultura”, aparece también la necesidad de hacerla extensible a los miembros de la sociedad y de transmitir todos aquellos logros considerados más significativos a las futuras generaciones: “socialización”.

Es en este concepto enculturizante donde aparecen los primeros indicios de una primitiva “cultura corporal y de las actividades físicas” manifestada principalmente, en forma de “habilidades y destrezas técnicas”, “danzas” y “juegos” y también la necesidad de transmitirlos y perpetuarlos: “educación”.

Actividades físicas en Grecia y Roma

Los griegos alcanzaron el cenit de la civilización en aspectos tales como la política, el arte, la arquitectura, la literatura, la filosofía y también en la gimnástica.

Según Barrow & Brown, cualquier referencia a la civilización griega debe de tener en cuenta dos hechos. Primero que los pueblos griegos no constituían una nación única e independiente con un fuerte sentido nacionalista sino que estaba constituida por un grupo de “polis” o ciudades estado, entre las que destacaban por encima del resto las de Atenas y Esparta, con pautas y maneras de vivir bastante diferentes. Segundo que la sociedad griega era una población estratificada en la que sólo una minoría poseía el rango de ciudadano, el resto eran campesinos, extranjeros y esclavos.

En Esparta los ciudadanos eran educados para la defensa del estado lo que exigía una exaltación de la fuerza y de la robustez física para poder asegurar y garantizar de esta manera sus objetivos. Como consecuencia de ello la educación espartana sobrevaloró la importancia de la gimnástica, aunque fuera con fines manifiestamente militares.

En Atenas, el hombre no era entendido únicamente como simple defensor de posibles agresiones de pueblos enemigos sino que, en sus ideales, se contemplaban y valoraban dimensiones personales de índole espiritual, filosófica, musical y artística que configuraban como nos dice Floc'hmoan los ejes formativos del ciudadano ateniense. La gimnástica, al margen de connotaciones de tipo militar, contemplaba también propósitos y finalidades de tipo médico e higiénico.

Cabe destacar que es en la cultura griega donde aparecieron los “juegos atléticos”, grandes manifestaciones gimnásticas periódicas en honor a los dioses y que se realizaban en épocas de paz o de tregua a lo largo y ancho de la geografía helénica: Olimpo, Delfos, Corinto, Nemea, Rhodas, Atenas...

Dichos juegos incluían un variado programa de ejercicios físicos como el pentatlón, competición de cinco pruebas diferentes, la carrera, el salto con mancuernas, los lanzamientos de disco y jabalina y la lucha. También se realizaban otros tipos de actividades físicas y corporales, considerados de rango inferior por ser propios de metecos y campesinos como la danza, los bailes y juegos con esferas “esferística”, entre otros.

La herencia cultural que Roma recibe directamente de la Grecia conquistada, sobre todo a partir del siglo II a. de J.C., se manifiesta también en el ámbito de la gimnástica y de los juegos atléticos. Aunque a tenor de lo que recogen una gran mayoría de historiadores, entre los que destaca en este aspecto la obra del historiador alemán L. Friedlander, los romanos introducen ciertas características y matices diferenciales secularizando los juegos y dotando a los ejercicios físicos de un sentido mucho más lúdico. El componente médico e higiénico da paso a la diversión, el pasatiempo y el espectáculo.

El estadio es substituido por el anfiteatro, el circo y el hipódromo. Se consolidan actividades a gusto de los romanos como son la carrera de cuadrigas, los juegos de pelota, “pila”, y en especial las luchas de gladiadores que bajo la preparación del “Ianista” toman personificaciones de lo más extravagante como el “hoplomachus”, el “bestiarius”, el “secutor” y el “retiarius”. La famosa expresión latina, “pan y circo”, define toda una filosofía que no enaltece, precisamente, ninguno de los valores atribuibles a la educación.

La Edad Media y el Renacimiento

Paralelamente a la expansión del Imperio Romano aparece el cristianismo, doctrina de base teocéntrica y en donde la austeridad, el sacrificio, la caridad, la entrega a los demás y la fe eran sus más sólidos pilares para lograr la salvación del alma y la vida eterna.

Esta nueva doctrina extendida inicialmente por el propio Jesús y sus discípulos tuvo su continuidad inmediata en los primeros padres de la Iglesia y, más adelante, en las diferentes órdenes religiosas y mendicantes como los benedictinos, los jesuitas, los escolapios, los lasalianos, etc., que a lo largo de la historia han ido surgiendo.

El cristianismo, por propia definición, vive de espaldas al cuerpo y a cualquier manifestación de éste, incluyendo la educación corporal y física. Esta doctrina se interesa, casi exclusivamente, por aquellos aspectos más intrínsecamente espirituales que residen en la humanidad y en el hombre.

El largo período que comprende la Edad Media se caracteriza, al menos en sus inicios, por una fuerte reclusión interior y un gran ascetismo y recogimiento cultural ante los pueblos extranjeros y bárbaros procedentes de más allá de los “límites” del Imperio Romano de Occidente.

Durante esta época la formación corporal y física queda reducida, casi exclusivamente, a la formación del caballero, a determinados torneos y justas y a una cierta formación militar en el arte de la guerra y el combate que, junto a los amurallamientos de los burgos y ciudades, eran garantía de defensa para los poderosos de la época: papas, clérigos, reyes, condes, señores feudales y de sus siervos y villanos.

Es interesante resaltar la importancia que tenía la posesión de una excelente condición física para los miembros activos de las ordenes militares que contribuían, además del mantenimiento del estatus del poder espiritual de la Iglesia y el papado, a la protección de los cristianos de oriente y a la idea de recuperar para la cristiandad los Santos Lugares conquistados por turcos y musulmanes.

En la actualidad debe destacarse que los nuevos avances científicos y técnicos, sobre todo en el campo de la biología y fisiología humana, junto a las ya mencionadas aportaciones del filantropismo, el naturalismo y la psicología evolutiva, han contribuido a un importante cambio de rumbo con relación a esta actitud de olvido de la Educación Física por parte de la Iglesia.@

Hoy en día el cristianismo es bastante más permeable a los cambios socioculturales y científicos que otras religiones. En zonas de implantación de la religión musulmana impiden, caso de los más acérrimos fundamentalistas islámicos, abiertamente y a veces bajo amenazas, la Educación Física y la práctica deportiva a sus seguidores y en especial a niñas y mujeres.

Del renacimiento gimnástico a la aparición de la gimnasia educativa

El surgimiento de un movimiento nuevo, a caballo de los siglos XIV y XV, como consecuencia de unas nuevas condiciones de vida propiciadas por cierta estabilidad y seguridad en las ciudades, la mejora de las comunicaciones y el comercio, nuevos instrumentos como el astrolabio y el sextante que colaboraron en el desarrollo de la técnica naval, la invención de la imprenta que permitió la rápida difusión y popularización cultural, el contacto con otras culturas y gentes, etc. facilitaron y propiciaron un despertar en todos los campos de la actividad humana.

Este nuevo conjunto de inquietudes permite reencontrar la antigüedad clásica y por tanto redescubrir la “Gimnástica”. Los humanistas, entre los que destaca J. Mercurial, emplearon desde el principio el término gimnástica en el mismo sentido utilizado por los griegos, el de arte de la gimnasia, entendido como el conjunto de ejercicios corporales que tenían como finalidad primera el mantener la salud y el preservar el estado físico.

En torno a los años 1750 y 1775, según nos relata el profesor Erwin Mehl, tuvieron lugar dos acontecimientos de vital importancia para el progreso y popularización de los ejercicios corporales. Se trata, en primer lugar, del renacimiento de la gimnástica en la ciudad, en el ámbito rural y en el aristocrático nunca llegaron a extinguirse, y después de la aparición de la concepción educativa de la gimnástica gracias a las nuevas ideas promulgadas por los “filantrópicos”. Como se sabe los filantrópicos representaban un movimiento pedagógico que apareció durante el siglo XVIII que recogían las ideas de la ilustración y defendían el carácter universal de la naturaleza humana y, por tanto, el derecho de una educación para todos.

Esta idea de “igualdad” propició el hecho de que la educación y también la gimnástica dejase de ser privilegio de determinadas clases sociales para tomar un talante popular, práctico y utilitario. El máximo representante de esta corriente es el pedagogo alemán J.B. Basedow (1723-1790) que creó en Desau un “taller de filantropía” y en donde el ejercicio corporal y la higiene tenían gran importancia en los procesos educativos.

Hay que recordar, cómo no, la gran influencia que en este período ejercieron pensadores como J. Locke, J. J. Rousseau (1712-1778)... pedagogos como J. A. Comenius, J. H. Pestalozzi, J. F. Herbart, .. que con sus ideas sobre el hombre y la naturaleza tuvieron una influencia capital en la renovación pedagógica y en la contemplación de la gimnástica como parte fundamental del niño.

El periodo de escuelas gimnásticas

A partir del siglo XIX y junto a la ya anteriormente existente, concepción de la gimnástica médica e higiénica y a las recientes tendencias pedagógicas de la ilustración que nos conducen a la gimnástica educativa aparecen nuevas aportaciones. Los intentos de estructurar, sistematizar y dotar de método a la gimnástica configuran el período conocido como el de las escuelas gimnásticas que se desarrollaron principalmente, durante todo el siglo diecinueve.

Estas escuelas, al margen de identificarse con sus creadores, se ubican geográficamente en zonas muy concretas, sobresaliendo, en este sentido, la escuela alemana, la escuela sueca y la escuela francesa. Junto a ellas es imprescindible, si se quiere tener una visión de conjunto, contemplar además el modelo o movimiento deportivo inglés.

La escuela alemana

En centroeuropa aparece la figura de Guts Muths (1759-1839), el patriarca de la gimnástica alemana, el cual concibe los ejercicios gimnásticos y las actividades físicas en un sentido muy amplio. Todos los ejercicios son intrínsecamente útiles y educativos.

La división que hace de su sistema contempla tres grupos de ejercicios:

1) ejercicios gimnásticos verdaderos.

2) trabajos manuales y

3) juegos colectivos para la juventud.

Los “verdaderos” ejercicios abarcan entre otros a los militares, la danza, el baño, la natación, responder ante los peligros, ejercicios de fonaciones y ejercicios sensoriales.

Partiendo del sentido originario de Guts Muths, el también alemán Friederich Ludwig Jahn (1778-1852) defiende un modelo diferente, concibiendo ejercicios mucho más arriesgados y mucho más complejos y difíciles e incluyendo aparatos, es el “turkunst”, que más tarde se transformaría en la gimnástica artística o deportiva actual.

La escuela sueca

Nachtegal (1777-1847) lleva, en 1798, a Dinamarca la gimnástica de Guts Muths y es P.E. Ling (1776-1839) quien propone una línea distinta de las anteriores introduciéndola en Suecia, es la “gimnástica sueca”, cuyo objetivo gira en torno a la formación corporal y la postura, excluyendo casi totalmente los ejercicios de “performance”.

El método de P.E. Ling es, principalmente, analítico dentro de la totalidad, contempla ejercicios variados ejecutados desde posiciones diferentes: de pie, sentado, tendido prono, tendido supino... Utiliza cuerdas, barras de suspensiones, escaleras de balanceos... todo ello con el objetivo de hacer al joven más resistente a la fatiga y de modelar el cuerpo.

Se educa, también, la precisión por medio de saltos, volteretas y movimientos de agilidad y hay preocupación por la postura correcta y la corrección a través de los ejercicios. Posteriormente su hijo, Halmar Ling (1820-1886), elabora lo que se puede llamar el primer esquema de una lección de gimnástica en forma de “tabla gimnástica”.

La escuela francesa

Entre la escuela alemana y la escuela sueca cabe reseñar la gran importancia que tuvo dentro del ámbito de la gimnástica la escuela francesa cuyo pionero fue el coronel, de origen valenciano. Fco Amorós y Ondeano (Marqués de Sotelo) (1770-1848). Éste, a partir de las ideas de Guts Muths (1759-1839) y la adopción modificada de la gimnástica de aparatos de Jahn (1744-1811), crea y dirige en París el “gimnasio normal militar” (1818). Su método dominará el panorama de la gimnástica militar francesa durante más de medio siglo.

La escuela francesa llega a su máxima expresión educativa a principios del siglo XX (1906) cuando el Teniente de Navío, Hébert (1875-1956) crea el "método natural”, verdadero retorno a las actividades básicas del hombre primitivo involucrado profundamente en la naturaleza. Este carácter antropológico, por un lado, y de globalidad por otro, entroncó completamente con las nuevas corrientes psicopedagógicas de la escuela nueva.

El “Bureau International des Écoles Nouvelles” (B.I.E.N.), fundado en Ginebra por A. Ferrière, incluye el método natural en uno de los 30 puntos, que en 1921 se aprobaron en Calais, como proclamatorios de la Escuela Nueva. El otro punto que hace referencia a la actividad física, dentro del contexto de dicha escuela nueva, son las actividades en la naturaleza.

El modelo deportivo inglés

El modelo anglosajón promueve y propugna actividades físicas basadas en el juego, el atletismo y los deportes. Es un movimiento de línea distinta y que aparece en Inglaterra por medio del clérigo Thomas Arnold (1795-1842), el cual propone una serie de actividades que, teniendo como base los juegos populares y determinadas actividades atléticas, permitan a las asociaciones y clubes medirse y competir para imponer su supremacía.

Esto le lleva a elaborar y a establecer un conjunto de normas generales para aquellos juegos populares, caso del Rugby, y así poder jugar y determinar objetivamente un ganador en las contiendas. Esta reglamentación universal que permite la competición es la que mantiene a las diversas estructuras federativas tanto nacionales como internacionales y hace posible competiciones de ámbito mundial, como los juegos olímpicos modernos o los campeonatos del mundo.

Esta filosofía posibilita, además, cierta comunión de gentes y equipos deportivos por encima de regímenes políticos, órbitas culturales, lenguas y religiones.

E. F.: Naturaleza y significado actual

Hoy en día, cuando los profesores y maestros hablan de “Educación Física” lo suelen hacer para referirse al proceso y resultado de una acción educativa formal y sistemática en donde la gimnástica deporte, el juego, la danza... son inicialmente medios y posibilidades que, culturalmente, se nos ofrece para conseguir los objetivos pedagógicos escogidos.

En etapas y ciclos educativos posteriores, y una vez conseguidas las finalidades básicas, esta concepción puede ampliarse en el sentido de que los elementos culturales utilizados como medios pueden convertirse, a su vez, en objetivos.

Pedagógicamente hablando, tan correcto y lícito sería utilizar un deporte para educar determinadas estructuras del movimiento humano como plantearse el que nuestros alumnos aprendan su técnica específica para poder practicarlo correctamente.

Podemos afirmar que, en la actualidad, la Educación Física, en cuanto a educación de proceso, entronca de pleno en las tendencias actuales de la nueva pedagogía que pretende formar alumnos que puedan adaptarse a un futuro excesivamente cambiante y hartamente incierto. El aprender a aprender o el aprender a ser priman por encima del aprender por aprender.

Los contenidos educativos de los que emanarán las actividades físicas y ejercicios espirituales a trabajar deben, forzosamente, inspirarse en una inevitable posición ecléctica estructurada sobre la base de:

A) La gimnástica, con todas sus connotaciones anteriormente expuestas: higiénica, corporal, orgánica, artística, natural, expresiva... A la que hay que añadir nuevas posibilidades como la rítmica de J. Dalcroze y la danza natural de I. Duncan así como todas las nuevas modas provenientes de otras órbitas como son las gimnásticas dulces, las gimnásticas orientales, el gimjazz, las gimnásticas alternativas, etc.

B) El juego como componente lúdico-popular y el deporte como componente agonístico-competitivo. Tanto el juego como el deporte tiene un alto componente motivacional por lo que es de fácil implantación por parte del maestro o profesor de Educación Física. El primero porque favorece la participación del alumno y el segundo porque facilita la performance y el rendimiento. Todos ellos valores dominantes, por suerte o por desventura, en la sociedad actual.

C) Por último, es necesario destacar una tercera fuente hasta ahora no contemplada, nos referimos a todo un conjunto de nuevas actividades como el surf, el parapente, el mountainbike, etc. que, paulatinamente, van entrando en el ámbito de la Educación Física y que se van incorporando, eso sí, con cierta precaución y de forma moderada a la escuela.

Estos deportes, de origen “auténticamente americano”, incorporan el riesgo y la aventura como elemento esencial. Queremos diferenciar este tipo de actividades del originario modelo deportivo de T. Arnold. Deportes como el baloncesto y el béisbol, aunque aparecen, se desarrollan y alcanzan su plenitud en Norteamérica, son productos que responden a la filosofía y concepción anglosajona al igual que lo son el balonmano o el fútbol o poner dos ejemplos que tienen un origen europeo.

De todas maneras, dentro de la enseñanza secundaria el profesor de Educación Física deberá realizar un esfuerzo para poder escoger y temporalizar las actividades de tal manera que, al margen de su implantación cultural, se adapten a las posibilidades motrices e intelectuales de los alumnos a la vez que respondan también, en la medida de lo posible, a sus necesidades e intereses personales.

Texto extraido del siguiente enlace:
http://html.rincondelvago.com/epistemologia-de-la-educacion-fisica.html
FECHA DE CONSULTA: 13-03-10

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